
De vez en cuando me gusta pasar una mañana en Madrid, recorriendo sus calles, reparando en sus edificios y, sobre todo, haciendo compras en tiendas que me traen muy buenos recuerdos: La Mallorquina, La casa del bacalao, La madrileña, Ferpal, etc.
Y así discurrió el pasado sábado paseando por el centro, a tope de turismo pero con un ambiente fantástico, haciendo las compras programadas y tomando el aperitivo en el Mercado de San Miguel.

Una vez satisfecha la parte práctica y gastronómica del viaje nos dirigimos, sin prisa pero sin pausa, a la plaza de Oriente donde había un espectáculo de ópera( la pista me la dió mi compañera bloguera Alicia). Y pensaréis ¡vaya peñazo! pues no, yo también pensaba que aguantaría un aria o poco más, pero fue francamente divertido, el tenor-presentador tenía un toque humorístico fantástico y consiguió que calentaramos la voz con un precioso oooooohooohooh en do sostenido para después hacer los coros de "La donna e mobile". Y allí estuve haciendo gorgoritos hasta que acabó el espectáculo y me fui a casa entonada y contenta. El día me salió redondo(además me encontré con una amiga).
El día de la ópera